miércoles, 11 de mayo de 2011

MEDICINA TRADICIONAL EN FUERTEVENTURA





                  Muchos han sido históricamente los problemas sanitarios en la isla. La penuria de medios ha sido crónica en Fuerteventura y la población de siempre ha sufrido las consecuencias de la insularidad, la lejanía y el abandono. Así, por ejemplo, en el siglo XVIII, cuando el navegante  inglés George Glas describió las costumbres de la isla,  contaba que   algunos pescadores cogieron  una gran tortuga, y  tras cortarle la cabeza, todos bebieron su sangre con sus manos alegando “que era un remedio excelente contra el prurito”, puesto que tenían  “sus manos llenas de costras y úlceras”.
                También en el siglo XIX el investigador francés René Verneau se refería a las condiciones sanitarias de la época relatando  que en las inmediaciones de La Oliva vio como “seis mujeres tendidas a la sombra de una roca se buscaban mutuamente los parásitos de los que su cabeza estaba llena”
                A principios del siglo XX existió en la isla el médico de los corderos, sanador popular que recorría la isla en burro administrando  hierbas y preparados naturales a quienes demandaran de sus servicios. Y  la llegada de los primeros médicos profesionales no impidió que determinados sanadores o esteleros, muy populares en la Isla,  continuaran efectuando determinadas curaciones.
                En 1989 tuvimos la oportunidad de entrevistar  en La Oliva a José González Pérez, estelero ciego y manco cuyos problemas físicos no le impedían  desarrollar una continuada  labor sanitaria.