Risco Caído en Gran Canaria es un
santuario astronómico. El halo de luz (tanto solar como lunar) penetra a través
de una oquedad artificial desde el equinoccio de primavera y va señalando
paulatinamente distintos grabados púbicos. Tras el solsticio de verano la luz
que penetra ya no continúa avanzando en la misma dirección, y lo hace en
sentido contrario, dejando de entrar en el recinto tras el equinoccio de otoño.
A partir de entonces sólo penetra la luz de la luna llena. La vinculación entre
equinoccios-solsticio de verano y fertilidad es evidente.
Estamos
convencidos que para los indígenas canarios la luz que penetra por la oquedad
de Risco Caído es el halo de Atis y al fin y al cabo lo que se plasma en el
santuario es una amalgama de creencias de la civilización occidental heredera
de múltiples simbiosis culturales de origen oriental, clásica y norteafricana,
y cuyo último puerto de recalada en la Edad Antigua fueron las Islas Canarias.