martes, 31 de mayo de 2016

LAS RAMAS Y LA FECUNDIDAD DE LA TIERRA


En la  isla de Gran Canaria los indígenas  invocaban  a la lluvia en grandes peregrinaciones colectivas  que dirigían hacia su lugar más sagrado, el santuario de Tirma, donde las magas  portando ramas en sus manos demandaban la necesitada lluvia:
"Cuando faltaban los temporales, iban en procesión, con varas en la mano, y las magadas  con vasos de leche y manteca y ramos de palma. Iban a estas montañas, y allí derramaban la manteca y leche, y hacían danzas y bailes y cantaban endechas en torno de un peñasco, y de allí iban a la mar y daban con las varas en la mar, en el agua, dando todos juntos una gran grita”.
                                               (Abreu 1977: 156)
            Herencia atávica de nuestros antiguos ritos es la actual fiesta de la Rama  de Agaete, aunque  incomprensiblemente a algunos  no les guste.

            Nuestros indígenas eran bereberes del norte de África y allí todavía en la actualidad entre las poblaciones Menaa del Aurés argelino cuando llega la primavera se demanda la lluvia, y para ello se recogen en peregrinación las ramas con las que se fabricará la pelota para el juego del Takourt,  que nosotros conocemos como billarda.