viernes, 21 de enero de 2011

Los arureos de Casillas del Ángel

    
Los antiguos habitantes del Archipiélago Canario fueron poblaciones bereberes  originarias del norte de África. Y una manifestación propia de su cultura son las demostraciones de júbilo o alegría a base de griterías colectivas que los cronistas llamaban ajijíes. También fueron  bereberes todos los moriscos que a partir del siglo XV, fueron capturados en el norte de África y  vendidos como esclavos en todas las islas, pero fundamentalmente en Fuerteventura donde en el siglo XVI suponían más del 80% de la población de la Isla.
Cuando en 1740 los soldados  británicos desembarcan en Gran Tarajal y saquean Tuineje, las tropas  majoreras las cercaron en las inmediaciones de la montaña de Tamacite y antes de entrar en combate, dicen los textos de la época, los milicianos se daban ajijíes para animarse.
En la historia de  Fuerteventura muchos han sido los años de fuertes sequías y el hambre ha afectado periódicamente a la población  que ha tenido  que emigrar sobre todo a las islas mayores. Pero también se conocieron  años buenos en los que el verde y el amarillo de los cereales  coloreaba el paisaje de prácticamente toda la Isla. No había población  capaz de recoger el grano,  y por ello estacionalmente se desplazaban  numerosos varones sobre todo de las islas de Lanzarote, Gran Canaria y La Palma. 
En el verano, cuando se recogían los cereales, sonaba el bucio antes de amanecer en los pueblos  convocando  a  los jornaleros a emprender la faena, y así con los primeros rayos de luz, las cuadrillas iniciaban la arrancada por grupos, procurándose adelantar unos a otros o “morderse la cola”. Y para estimular la recogida se cantaban sobre todo romances que eran entonados por un solista mientras los demás repetían el pie del cantar. Entre algunas de las estrofas del romance, periódicamente todos los participantes estallaban en una gran gritería colectiva a la que llamaban aruriar, con la que se animaba a todos, elevando la moral  y el rendimiento en general.
              Estos  romances siempre se cantaban de la misma forma y es destacable el hecho de que se entonen con la melodía de ”La Meda”, usual  en las islas de La Palma, Hierro, Gomera y Tenerife. Pero en estas islas no se arurea, por lo que tenemos la impresión que nos encontramos ante un sustrato musical común, desarrollado al calor de la emigración laboral entre islas y que en Fuerteventura recibe además la aportación de los arureos, que ante la lejanía cronológica con los majos o antiguos habitantes de Fuerteventura, debemos pensar que son de influencia morisca.
En Casilla  del  Ángel   D. Fernando Calero, su familia y amistades nos ofrecieron en el año 1987 una magnífica demostración de estos cantos en las arrancadas de las cosechas.         
     

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