lunes, 28 de febrero de 2011

LOS  VELORIOS DE PARIDAS


Durante siglos, el nacimiento de una criatura ha sido todo un acontecimiento social en la isla. Los familiares, amigos y conocidos acudían a la casa de la parturienta para acompañarla hasta altas horas de la madrugada y así hasta 8, 10 y 15 días.
Estas reuniones festivas se convocaban con la finalidad de alejar de la casa del recién nacido a las brujas, pero de hecho se convertían en divertidas sesiones muy propicias para contactar socialmente y buscar consorte.
         Conocemos documentos desde el siglo XVII en los que se habla de estos encuentros diciéndose “que cuando algún vecino le nace alguna  criatura están por espacio de 15 días muchas personas así como mujeres, hombres, niñas y muchachos, y mozos, hombres casados y de otros estados, bailando y danzando con mucha descompostura y acciones torpes y deshonestas…”. Por ello  se prohibieron estos velorios de paridas bajo amenaza de 15 días de cárcel y 2 ducados de multa y en caso de reincidencia los infractores serían excomulgados y entregados a la justicia.
         No obstante, a pesar de estas directrices eclesiásticas, hasta bien entrado el siglo XX se continuaron celebrando los velorios de paridas en la Isla  y así con el nacimiento de una nueva criatura,  desde la caía el sol, los participantes se reunían con la parturienta y se entretenían con diversos cantares y múltiples juegos hasta altas horas de la madrugada.



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